EL CRISTIANO Y EL ESTADO

 

 

Con el fin de reprimir la perversidad de los hombres, Dios ha colocado gobernantes sobre las naciones para que cumplan con su cometido.

 

Daniel 4: 31-32 , 35 31Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando vino una voz del cielo: A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti; 32y de entre los hombres te arrojarán, y con las bestias del campo será tu habitación, y como a los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien él quiere.

35Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?

 

Dios ha concedido a los gobernantes el uso de la fuerza para establecer justicia.

Génesis 9: 5-6 Porque ciertamente demandaré la sangre de vuestras vidas; de mano de todo animal la demandaré, y de mano del hombre; de mano del varón su hermano demandaré la vida del hombre.   El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre.

 

Puesto que las autoridades son una institución divina el creyente le debe ciertas obligaciones.

En primer lugar, el creyente tiene que sujetarse a toda ley.

Romanos 13: 1-2 Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.   De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos.

Tito 3: 1   Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra.

1 Pedro 2: 13-14 Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien.

 

Segundo, el creyente debe respetar a los gobernantes y a los que están en eminencia.

Éxodo 22:28 No injuriarás a los jueces, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo.

Hechos 23:5 Pablo dijo: No sabía, hermanos, que era el sumo sacerdote; pues escrito está: No maldecirás a un príncipe de tu pueblo.

 

Tercero, el creyente debe pagar sus impuestos con el fin de asegurar la subsistencia del Estado.

Romanos 13: 6-7   Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra.

 

Cuarto, el creyente debe orar por sus gobernantes.

1 Timoteo 2: 1-2   Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad.

 

       La sujeción del cristiano a los gobernantes se limita a lo justo y a lo que es acorde a la Palabra de Dios.

       En caso que los gobernantes promulgaran leyes u órdenes que son contrarias a la voluntad de Dios expresada en la Biblia, el creyente no está obligado a obedecer en semejante caso.

Hechos 4: 19 Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios;

Hechos 5: 29 Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.

 

       No obstante, en tal situación, la resistencia del cristiano debe ser pasiva teniendo presente que con su negativa acarreará la venganza de los gobernantes.       En todo caso, él habrá actuado de acuerdo a su conciencia y sabrá que lo que hizo fue en obediencia a la Palabra de Dios.