EL MATRIMONIO

 

 

El matrimonio es una institución divina que tiene como finalidad brindar una ayuda mutua a los cónyuges.

Génesis 2:18 Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.

 

Permitir la satisfacción del instinto sexual de manera responsable y santa

1 Corintios 7: 2-5, 9   2pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. 3El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. 4La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. 5No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.   9pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando.

 

Posibilitar la multiplicación adecuada de la raza.

Génesis 1: 28   Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.

 

El matrimonio se da entre un hombre y una mujer y la voluntad expresa de Dios es que nadie debe tener más de un cónyuge al mismo tiempo.

1 Timoteo 3: 2 Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar;

 

Puesto que las autoridades civiles han sido instituidas por Dios,

Romanos 13: 1 Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.

 

El matrimonio se hace efectivo a través del acto legal llamado Matrimonio Civil, el cual es sancionado por Dios y valedero para la Iglesia.   Los ministros del evangelio no pueden realizar matrimonios, pues tal potestad no les es otorgada ni por la Palabra de Dios ni por las leyes civiles (*).

       De manera, que los efectos de cualquier ceremonia religiosa no van más allá que el de ofrecer una oración a favor de los casados y presentarlos como tales ante la congregación.

 

       Todo cristiano es libre de casarse con quien sea capaz de dar su consentimiento y juicio, y teniendo en cuenta los mandamientos expresados por Dios en su Palabra con respecto al tema.   Estos mandamientos son:

 

Que el creyente tan sólo puede casarse con otra persona creyente.

1 Corintios 7: 39 La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor.

2 Corintios 6: 14 No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?

 

Que el matrimonio no puede contraerse dentro de los grados de consanguinidad o afinidad señalados por las Escrituras.

Levíticos 18: 6- 17   Ningún varón se llegue a parienta próxima alguna, para descubrir su desnudez. Yo Jehová.

 

El matrimonio se contrae para toda la vida y únicamente puede ser disuelto por las siguientes razones:

   Muerte.   Cuando uno de los cónyuges muere el que sobrevive queda libre del lazo del matrimonio.

Romanos 7: 2 Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido.

 

Y puede contraer un nuevo matrimonio si así lo desea.

1 Corintios 7: 39 La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor.

1 Timoteo 5: 14   Quiero, pues, que las viudas jóvenes se casen, críen hijos, gobiernen su casa; que no den al adversario ninguna ocasión de maledicencia.

 

 

   Infidelidad.   En caso de fornicación o de adulterio después del matrimonio, la parte ofendida debe procurar la restauración de su cónyuge otorgándole perdón completo cuando así lo solicite a fin de preservar la unión matrimonial y cumplir con la ley de Cristo.

       Pero, si el ofensor persiste con obstinación en infidelidad que no pueda ser remediada ni por el cónyuge ni por la intervención de los ministros del evangelio, la parte inocente puede promover su divorcio, y después de éste, puede casarse, si lo desea, con otra persona como si la parte ofensora hubiera muerto.

Mateo 5: 32   Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.

Mateo 19: 9 Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.

 

Cuando un matrimonio se divide a causa de que uno de los cónyuges se convierte al evangelio de Cristo y el incrédulo le abandona por su nueva fe, se puede admitir una separación de los esposos.

 

1 Corintios 7: 15 Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios.

 

Pero, en este último caso no hay lugar a un nuevo matrimonio, a menos que el cónyuge incrédulo incurra más tarde también en el pecado de infidelidad, con lo cual, el caso pasaría a considerarse como de adulterio.

 

(*)   Excepciones a esta regla se dan en algunos países, como Estados Unidos y Canadá, en donde la misma ley establece mecanismos para que los ministros religiosos, después de cubrir ciertos requisitos, puedan realizar matrimonios civiles.